La atención de Juan se centró en el pergamino que estaba en la mano de Dios. Tenía 7 sellos. Juan tenía mucho interés en conocer su contenido. Pero por un momento no se encontró a nadie digno de tomar el pergamino y de abrir sus 7 sellos. Juan se entristeció. Pero uno de los ancianos le señaló al León de la Tribu de Judá. También se le llama la Raíz de David. Estos son títulos mesiánicos. El Mesías es el único digno de abrir el pergamino. Pero cuando Juan se da vuelta para mirar al León, lo que ve es un Cordero como inmolado. Juan puede ver sus heridas. El Cordero es quien toma el pergamino, y entonces todo el cielo lo adora. Este capítulo es un eco de Daniel capítulo 7. Es la misma escena. Jesús es el León y es también el Cordero. Jesús es el Rey; pero también se lo presenta como la ofrenda por nuestros pecados. Aquí se nos dice que Él es digno de abrir los sellos, y que además recibe la honra, la gloria, el poder, las alabanzas, porque Él fue sacrificado. La vida, la muerte y la resurrección de Jesús son el foco de las alabanzas de todos los seres celestiales. Todos en el Cielo adoran al Padre por ser el Creador, y todos adoran a Jesús, el Hijo de Dios, por su obra redentora. Cristo Jesús muy pronto vendrá a la tierra; ya no como un Cordero, frágil y débil, sino que ahora vendrá con Poder y gran Gloria, como el León de la Tribu de Judá. Entrégale tu vida a Jesús. Hónralo y adóralo hoy, porque Él es digno. Que el Señor te bendiga.