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Antes de que llegue el fin, Dios sellara a los que le pertenecen. Este capítulo tiene su eco en la profecía de Ezequiel capítulo 9. Allí, Dios también dio la orden de que se sellara a su pueblo, antes de la destrucción de Jerusalén por parte de los Babilonios. Es decir, todos los siervos de Dios recibirán una marca en su frente. Claramente esta marca es simbólica. Pero Dios hará una distinción entre los que le pertenecen, y los que no le pertenecen. Los sellados en Apocalipsis 7 son 144.000 de entre las 12 tribus de Israel. Pero pasa algo interesante: hay dos tribus que no aparecen - Dan y Efraín; y en su lugar se menciona a Leví y a José. Los 144.000 son un número simbólico. Lo cierto es que históricamente hablando, hay 10 tribus que desaparecieron, después de la destrucción del reino de Samaria por parte del Imperio Asirio. Fueron llevados al cautiverio, y nunca más retornaron a Israel. Juan escucha el número de los 144.000, pero cuando voltea para verlos, él dice que vio una multitud que no se podía contar, y estaba conformada por gente de toda tribu, nación y lengua. Juan estaba siendo testigo de la gran multitud de los redimidos. Todos ellos estaban con ropas blancas, y con palmeras, como listos para dar la bienvenida a Jesús, su Señor, en gloria y majestad. Juan está viendo el triunfo del pueblo de Dios. Ellos pasaron por la gran tribulación, y vencieron solo gracias a la sangre del Cordero.  ¿Te gustaría formar parte de esa gran multitud que seguirá a Jesús por la eternidad? Lava tus ropas en la sangre del Cordero. Decide hoy ser fiel a Cristo Jesús, sin importar la tribulación que venga. Pídele que ponga su sello sobre ti, para que cuando llegue la última tempestad, sea tenido por digno de ser librado de ella. Que el Señor te bendiga.