Esta es sabiduría práctica. Pero vemos que su fundamento procede del corazón de Dios: ya que Dios dijo - “No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea para él”. Dios nos creó para vivir dentro de una comunidad. Dios nos creó para vivir en familia. Dos son mejores que uno. Si uno cae, el otro lo levanta. Esa es la razón de ser del matrimonio: ayudarse mutuamente. Levantarse mutuamente. Busca ser un buen compañero. Busca ser una buena compañera. Tienes que levantar a tu pareja. Tienes que fortalecerla, ayudarla, tirarla para arriba. Pero cuidado; no sea que caigas en la trampa de volveré crítico, burlesco, u hostigoso. No entras a una relación para cambiar a tu pareja. No. Pero sí para brindar contención, apoyo, y ayuda. La persona que no quiere cambiar, nunca lo hará. Y tú le vas a hacer la vida imposible queriendo cambiarlo (cambiarla). También tenemos que aprender a respetar y aceptar las diferencias. Debemos ser sabios para aprender a vivir juntos y en armonía. Pero si quieres ver cambios y que tu matrimonio se vuelva a prueba de todo, tienes que involucrar a una tercera persona. Dios. Si Dios está en tu vida, todo será mucho mejor. Él te dará paciencia, sabiduría, y mucha más paciencia. Busca su bendición, y tu hogar podrá permanecer en pie después de la tormenta. Que el Señor te bendiga.