Hay temas muy interesantes en el capítulo de hoy. Debemos considerarlos de todo corazón, si queremos tener una buena relación con Dios, y si queremos alcanzar la felicidad y la plenitud en nuestras vidas.
Cuidado con prometerle algo a Dios, y después no cumplirlo. Todo voto, o promesa que le hagas a Dios se vuelve como un contrato. Si no cumples, Dios lo considera un pecado. El consejo de Salomón es: mejor es no decir nada, que decirle algo a Dios, y después no cumplirlo.
Las riquezas: muchos las obtienen de mala manera; oprimiendo a los pobres. Y los que son ricos, no duermen bien, ya que siempre están preocupados de que les roben lo que tienen. Mejor es trabajar con todas nuestras fuerzas, honradamente, y no afanarnos por las riquezas. Salomón también nos advierte en contra de la especulación: no sabemos a ciencia cierta el futuro. Hay inversiones riesgosas, que sí, a veces funcionan; pero cuando no funcionan, se puede perderlo todo. Mucho cuidado con querer alcanzar la riqueza de la noche a la mañana. Eso es un sueño absurdo.
Salomón nos aconseja disfrutar la vida, aceptando nuestro lugar en la vida. No significa que no puedas soñar con alcanzar más. Pero significa que debes aprender a soñar, pero a la vez contentarte con tu lugar en la vida. Si siempre vives codiciando la vida de otros, nunca llegarás a ser feliz. Aprende a disfrutar los tesoros que Dios ha puesto en tu camino: tu familia, tu salud, el techo que está sobre tu cabeza, y la comida que Dios ha puesto en tu mesa. Que el Señor te bendiga.
