Es interesante que el profeta Ezequiel mencione a 3 grandes hombres de fe: dos del pasado y uno contemporáneo (lee el capítulo y coméntame quiénes son). Pero el punto principal es que a pesar de ser hombres con una profunda relación con Dios, en la hora del juicio final, ellos no podrán salvar a sus familias. Y esto nos enseña que la salvación es personal. Si nosotros creemos, pero nuestros hijos no creen, entonces ellos no se podrán salvar. Cada uno debe tener una relación profunda y real con Dios. No importa quien sea mi padre o mi madre. Aunque sean grandes personas de fe, si yo no creo, ni me arrepiento, no me salvaré. He ahí la importancia de transmitir la fe. Enséñales a tus hijos a orar. Enséñales a confiar en Dios. Enséñales a prepararse para el día del juicio final. Que el Señor te bendiga.
