En este capítulo encontramos palabras muy duras para el pueblo de Dios: se les llama hijos de una madre cananea - ¡que gran insulto! Dios dice que fueron peores que Samaria y que Sodoma. ¡Wow! Pero en realidad esta es una historia de amor. Habla de cómo Dios amó a su pueblo, cuando nadie más lo hizo. Y como Dios los siguió amando, a pesar de toda su infidelidad y prostitución. A pesar de toda su idolatría, falta de fe, y traiciones, Dios esperaba que ellos se acordaran de su amor. Pero eso nunca sucedió. La prostitución de Jerusalén solo fue en aumento. Tomó todos los regalos de Dios y los usó en su idolatría. ¿Qué estas haciendo con lo que Dios te da? ¿Será que estas reconociendo que Dios es el dador de todo lo que tienes? ¿O será que estamos llegando a creer que todo lo que tenemos es solo por nuestro esfuerzo? Reconoce a Dios en todos tus caminos. Regresa a Dios. Él es tu marido. Él es el que te corona de favores y misericordias. No busques ayuda en los ídolos. Vuelve. No abuses de la paciencia y de la bondad del Señor. Que el Señor te bendiga.
