El capítulo de hoy nos muestra la historia de la relación de Dios con su pueblo. Una historia de paciencia, misericordia, y bondad. Aún cuando el pueblo una y otra vez le daba la espalda, y más de mil razones para que Dios los abandonara, Dios les mostraba su amor y su perdón a una nación totalmente entregada a los ídolos. Dios les dio sus mandamientos, y específicamente el sábado como una señal - ustedes son míos, y yo soy vuestro Dios. Pero ellos no quisieron reconocer a Dios como la fuente de sus bendiciones. Una y otra vez se fueron tras los ídolos, y quebrantaron su día santo. Los mandamientos de Dios siguen estando vigentes. Siguen siendo su voluntad para nuestra vidas. El sábado sigue siendo la señal, la marca distintiva entre Dios y su pueblo. Claramente no es la única señal. También lo es la fe en el Mesías, Cristo Jesús. Pero la fe en Jesús no elimina nuestra responsabilidad para con Dios de vivir como Él nos pide en su palabra. El sábado finalmente demuestra cuánto amas a Dios, si realmente Él ocupa el primer lugar en tu vida, o si aún hay algún otro ídolo en su lugar. Pon a Dios en primer lugar y confía en que Él es quien proveerá para todas tus necesidades. Que el Señor te bendiga.