Este debe ser uno de los capítulos más fuertes de la Biblia. Se compara a Samaria y a Jerusalén con dos hermanas que ejercen la prostitución. Aprendieron el oficio en Egipto. Allí perdieron su virginidad. Y aunque el Señor se casó con ellas, ellas pronto volvieron a buscar amantes con quienes saciar su lujuria. Se dejaron deslumbrar por los oficiales asirios y babilonios y sus hermosos uniformes. Y así llegaron a pensar que si adoraban a sus dioses e ídolos, ellos alcanzarían algo que no tenían: poder, riqueza, y fama. Satanás siempre nos va a tentar con todo aquello que brilla, con tal que nos olvidemos de Dios. No te olvides de Dios. No le des la espalda. Dios nos ama con un amor eterno. Nos amó siendo aún pecadores. Pero Él espera que dejemos nuestro pasado, y le sirvamos únicamente a Él. Que el Señor te bendiga.