Nadie está fuera del alcance de Dios. Por muy grande, y por muy poderoso que sea, nadie escapa del juicio de Dios. El faraón Apries se creía imparable. Pero Dios es quien tiene la última palabra. Y decidió usar a Babilonia para destruir Egipto. Hoy ya no hay un Imperio egipcio. Podemos ver sus pirámides. Podemos ver sus tumbas. Podemos vislumbrar su grandeza. Pero solo son recuerdos de una grandeza que ya pasó. La eternidad solo le pertenece a los que creen y confían en Dios. Que Dios nos ayude a conocer a Dios y a siempre andar en sus caminos. Que el Señor te bendiga.