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Dios es el buen pastor. Después de que su pueblo fue deportado a varias naciones, Él mismo sería quien los iría a buscar para traerlos de regreso a su tierra. El contraste entre los malos pastores, que fueron los reyes de Israel, y el buen pastor, que sería el Mesías, es notable. Jesús mismo afirmó ser el buen pastor - quien finalmente daría su vida por las ovejas. Estaba profetizado que Dios mismo sería nuestro buen pastor. Pero hay otra tarea importante que debe hacer el buen pastor. No solamente rescata y cuida de su rebaño. También debe juzgar entre una oveja y otra. El buen pastor debe separar a las ovejas de las cabras. Y Jesús en Mateo 25 señaló claramente que mientras las ovejas serán llevadas al redil celestial, las cabras irán a la perdición. Dios es quien salva. Jesús dio su vida por todos nosotros. Pero su vida tiene que llevarnos al cambio. Si su amor no me mueve a la compasión, al amor, a la fidelidad, a la obediencia, entonces realmente no soy parte de su redil. Señor, haz tu obra completa en cada uno de nosotros. Queremos ser parte del redil que será llevado al cielo. Amén. Que el Señor te bendiga.