El Evangelio no es solo un concepto teológico; algo para pensar y aceptar intelectualmente. El Evangelio es un poder que debe transformar nuestras vidas de forma práctica. Y aquí vemos como el apóstol Pablo exhorta a Filemón acerca de cómo tratar a su esclavo que se había escapado. Filemón estaba en todo su derecho de castigar duramente a Onésimo, su esclavo fugitivo. La Ley Romana estipulaba que tales esclavos podían ser crucificados, echados a las fieras, o mutilados. Pero como Filemón era cristiano, y ahora Onésimo también, Pablo le ruega a Filemón que aplique otro trato para con su esclavo. Pablo le pide que lo reciba como a un hermano en el Señor. Pablo va más allá, y le pide que lo trate, como lo trataría a él mismo. Pablo está apelando a su amistad y cercanía con Filemón. Sabe que Filemón está en deuda con él (quizás porque Pablo había sido el instrumento que Dios había usado para salvar a Filemón). Y en base a esa deuda, le ruega a Filemón que perdone a Onésimo. Pablo incluso se ofrece a pagar cualquier deuda que Onésimo le pudiese haber generado. El Evangelio es por sobre todas las cosas el Evangelio de la Paz. Dios quiere que vivamos en armonía. Los cristianos no debemos guardar rencores, ni mucho menos odio ni apatía. Debemos perdonar así como Cristo nos perdonó. Que Dios nos ayude a que el Evangelio sea una realidad en nuestras vidas. Que el Señor te bendiga.
