Jacob, que había engañado a su padre y a su hermano, ahora es él mismo engañado por su tío Labán. La historia bíblica nos presenta a Jacob llegando como un fugitivo a la tierra de sus parientes; allí se enamoró perdidamente de Raquel. Y aunque no tenía como pagar la dote, felizmente propuso trabajar 7 años para poder casarse con Raquel. Pero Labán le entregó a Lea, y Jacob solo se dio cuenta al día siguiente. Labán le dijo que la costumbre era que la hija mayor debía casarse antes que la menor; y le prometió darle también a Raquel, si trabajaba otros 7 años por ella. Así fue como Jacob terminó casado con las dos. Pero Jacob amaba a Raquel, y no a Lea. Es por eso que el Señor, viendo la triste y amarga condición en la que se encontraba Lea, le permitió tener hijos. Así ella dio a luz a Rubén, Simeón, Leví, y Judá. Así fue como Dios comenzó a cumplir la promesa hecha a Abraham, de que su descendencia llegaría a ser una gran nación. Dios cumple sus promesas. Tener varias esposas no es el plan de Dios. Vamos a ver que este hecho causó mucho dolor a toda la familia de Jacob. Pero aún así, Dios no dejó de bendecir a Jacob. Confía en Dios. Dios ve el dolor, y siempre escucha el clamor de los que sufren. Que el Señor te bendiga.
