Dios le habló a Jacob, y le dijo que ya era tiempo de volver a su tierra. Además, el notó que la actitud de Labán había cambiado para con él. Los hijos de Labán, además estaban murmurando contra Jacob, acusándolo de haberle quitado todo a su padre. Pero vemos que las hijas de Labán, Lea y Raquel, le dieron todo su apoyo a Jacob. Ellas entendían que su padre no había sabido aprovechar todo lo que había conseguido con la ayuda de Jacob. Pero en su partida, Raquel cometió un gran error: se robó los ídolos de su padre. Ya vimos que Labán practicaba la adivinación. Y ahora vemos que también era un idólatra. Raquel, en vez de robarse los ídolos de su padre, debió haber confiado en el Dios de su esposo. Jacob aprovechó de regresar a su tierra cuando Labán se encontraba lejos de casa. Y cuando se enteró, lo persiguió hasta alcanzarlo. Si no fuera por la intervención de Dios, que le habló en sueños, es posible que Labán hubiese lastimado a Jacob para quitarle todo. Una y otra vez vemos la intervención de Dios. Dios bendijo a Jacob, le permitió enriquecerse, aún cuando su tío Labán trató de hacer de todo para aprovecharse de él. Dios siempre ve nuestro sufrimiento. Dios siempre ve cuando las personas tratan de aprovecharse de nosotros. Debemos confiar en Dios, y seguir el ejemplo de Jacob. Dios es fiel a sus promesas, y Él bendice a los que deciden servirle y andar en sus caminos. Que el Señor te bendiga.