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La Biblia registra un incidente doblemente triste y vergonzoso. Primero, Dina, la hija de Jacob con Lea, fue violentada sexualmente por Siquem, príncipe de aquella tierra. Pero esta historia tiene un vuelco: el joven se enamoró de la muchacha, y quiso casarse con ella. Pero el daño ya estaba hecho. Los hermanos de Dina estaban sumamente indignados. Ella era la única mujer entre todos ellos. Y decidieron vengar su deshonra. Engañaron a Siquem y a su padre Hamor, y les dijeron que estaban dispuestos a hacer una alianza con ellos, si primero se circuncidaban. Siquem estaba tan enamorado, que aceptó la propuesta, y convencieron a todo el pueblo de hacer lo mismo. El incentivo para el pueblo fue: "con el tiempo, nos quedaremos con todo lo que ellos tienen". Todo el pueblo se circuncidó, y al tercer día de haberlo hecho, cuando estaban en su mayor dolor, Simeón y Leví vinieron y mataron a todos los hombres del pueblo, y se llevaron a su hermana con ellos. El resto de los hijos de Jacob saquearon por completo el pueblo, llevándose todo lo de valor, incluyendo a mujeres y niños como esclavos. Cuando Jacob se enteró de lo ocurrido, se escandalizó. Él sabía que otros pueblos podían ahora venir, y vengar a Siquem. Los hijos de Jacob habían actuado irracionalmente, solamente impulsados por la venganza. La venganza nunca es buena. La Palabra de Dios nos invita a dejar la justicia en las manos de Dios. Él pagará a cada uno conforme a sus obras. Dios en su misericordia instruyó a Jacob a salir de esa zona, e irse más al sur, dónde Él cuidaría de Jacob y su familia. Esta historia nos muestra el cuidado que debemos tener con nuestros hijos. Muchas veces ellos van a estar rodeados de influencias muy nefastas. Preocúpate por saber bien con quienes se juntan, y quienes son sus amistades. No sea que después nos tengamos que lamentar. Que el Señor te bendiga.