La historia bíblica ahora se va a centrar en José, el hijo preferido de Jacob. Es cierto, Dios había elegido a José para una gran misión; y también es cierto que Dios le había dado grandes sueños a José. Pero vemos que José no estaba preparado para ser el hombre que Dios usar. Aquí vemos a un José que todavía es un niño mimado. Su padre no debió regalarle esa hermosa túnica de colores, ya que sumado a su papel de espía de sus hermanos, hizo que se ganara el total desprecio y odio de sus hermanos. Contarle sus sueños a sus hermanos tampoco ayudó mucho. Sus hermanos pensaron en matarlo, pero finalmente lo vendieron como un esclavo a los ismaelitas, quienes a su vez lo llevaron a Egipto. De la historia de José vemos que Dios siempre tiene planes para cada uno de nosotros. Quizás no todos lleguemos al palacio de algún rey. Pero Dios a todos nos quiere usar para salvar a otros. José, con el tiempo, se transformó en el salvador de su familia, y de todo Egipto. Por lo tanto, José también es un personaje que prefiguró a Jesús, el salvador del mundo. Pon tus sueños en las manos de Dios, y nunca te jactes de sus bendiciones. No provoques a celos a tus hermanos o cercanos. Mira que siempre que Dios te da un sueño, habrá alguien que buscará la forma de destruirlo. Que el Señor te bendiga.