Desde que José llegó a Egipto, el relato bíblico es muy claro al mostrarnos una de las verdades más importantes de la Biblia - cuando Dios quiere bendecir a alguien, nada lo podrá impedir. Dios estuvo con José cuando fue vendido como esclavo, y Dios estuvo con José cuando fue encarcelado injustamente. Aún en la adversidad y en las pruebas, Dios siempre está con sus hijos. Ninguna maldición puede ser más fuerte que la bendición de Dios. Pero también debemos notar lo siguiente: José se esmeró y siempre dio todo de sí: es decir, en la casa de Potifar, trabajó muy duró, y se esforzó por hacer bien su trabajo: y Dios bendijo sus esfuerzos y su trabajo. No se quedó de brazos cruzados esperando la bendición de Dios. ¡No! José hizo su parte, y Dios hizo la suya. Hay personas que no creen en Dios, y atribuyen todo el éxito solamente al esfuerzo humano. Pero aquí vemos otro principio en la vida de José: el principio de la sabiduría, es el temor del Señor. Ante la propuesta indecente de la esposa de Potifar, José se mantuvo firme, y rehuyó de ella siempre. José evitaba el peligro y la tentación. Y su respuesta a la esposa de Potifar fue: Mi amo ha dejado todo lo que es suyo en mis manos. Él confía en mí. Lo único que no puedo tocar es a usted, porque es su esposa. ¿Cómo podría hacer yo una maldad así? ¿Cómo podría yo pecar de esa forma? El temor de Dios nos guiará por la senda angosta; nos guiará por el camino correcto. Dios no nos puede bendecir si nosotros caminamos en desobediencia e infidelidad. Debemos tener muy claro cuál es la voluntad de Dios, cuáles son sus mandamientos, y seguirlos. ¿Te gustaría ser exitoso y bendecido como José? Se fiel a Dios y trabaja con todas tus fuerzas en cumplir tus sueños. Que el Señor te bendiga.