En forma poética, y con comparaciones a ciertos animales, Jacob profetiza el futuro de sus hijos. Encontramos bendiciones y maldiciones, según el carácter y la forma de ser de cada uno de ellos. Lo más importante en esta especie de testamento, es la profecía que Jacob pronuncia sobre Judá. Aunque no era el primogénito, por su liderazgo y por el cambio que hubo en su carácter, Jacob profetizó que él sería ensalzado sobre sus hermanos. De su linaje vendrían los futuros reyes de Israel. Pero más importante es que de su linaje vendría el futuro Mesías, un Rey a quien se congregarán los pueblos - es decir, un Rey para todas las naciones, no solamente para Israel. Una vez que Jacob pronuncia su testamento, ordena que al morir, sus hijos lleven su cuerpo para ser enterrado en la tierra de Canaán, junto a sus antepasados, en la cueva de Macpela. Es interesante notar que Jacob fue enterrado junto a Lea, su primera esposa, y no junto a Raquel. Lo cierto es que Dios cumplió sus promesas a Jacob, y le permitió vivir 17 años en Egipto, antes de bajar al descanso. No te pierdas la lectura de mañana, que es la conclusión al libro de Génesis. Que el Señor te bendiga.
