Muchos creen que el relato del diluvio es solo un cuento para niños. Pero no lo es. En todo el mundo hay evidencias de que un día las aguas cubrieron toda la tierra, hasta las más altas montañas. Muchas personas, que les gusta subir a las montañas, han encontrado en las partes más altas fósiles de animales marinos. ¿Qué hacen ahí? ¿Cómo llegaron ahí? La única respuesta es el diluvio. Lo bueno es que Dios se acordó de Noé. No que lo tuviera olvidado, pero el diluvio que Dios había enviado tenía que cumplir su propósito. El proceso del descenso de las aguas fue lento. Me imagino a Noé con muchas ganas de bajar y pisar tierra firme. Pero vemos a Noé adorando a Dios ofreciéndole un sacrificio sobre un altar. Noé reconoce la misericordia de Dios para con él, y su único deseo es alabarlo. Y Dios nos hace una declaración muy interesante: el problema del pecado va a continuar. El ser humano sigue teniendo una inclinación al mal. El problema está en el corazón. Pero Dios promete que nunca más destruirá a la humanidad a través de un diluvio. Que Dios nos ayude a que en nuestros hogares siempre haya un lugar y un momento para que juntos agradezcamos a Dios por sus cuidados, y por su misericordia. Que el Señor te bendiga.
