La oración final de Habacuc sorprende por su gran declaración de fe. Después de haber tenido este encuentro con Dios; después de haber escuchado los planes de Dios para castigar a su pueblo Israel, pero también para después castigar a Babilonia, Habacuc solo puede alabar a Dios. Su oración incluye una petición: No olvides tu misericordia. Así como Dios salvó incontables veces a su pueblo en el pasado, y Dios se manifestó con grandes milagros y con mano poderosa, Habacuc tiene la convicción de que Dios lo volverá a hacer. Por eso el profeta termina su oración con esta gran declaración de fe: Pase lo que pase, yo voy a confiar en el Señor. Aún cuando no haya alimento, ni ningún tipo de sustento. Aún cuando lo pierda todo, no voy a perder mi confianza en Dios. ¡Él es mi salvación! ¡Él es mi fuerza! Que esa sea nuestra oración. Que el Señor te bendiga.