La vida Cristiana es como una carrera. Como una maratón. Y lamentablemente, muchos se dan por vencidos. Algunos, vuelven al mundo. Otros, pierden el rumbo. Pero otros, deciden perseverar. No tienen dudas de lo que enseña la Palabra de Dios. Cuando te sientas débil, y sin fuerzas, debes venir a la presencia de Dios. Solo en Él puedes encontrar la ayuda que necesitas. No estás solo. La iglesia es tu familia. No dejes de congregarte. No puedes luchar solo. Cuando te alejas de tus hermanos, quedas más expuesto al enemigo. Los hermanos fueron puestos ahí por Dios, para darte ánimo y para orar por ti. Pase lo que pase, no dejes de creer en Dios. Persevera hasta el fin. Que el Señor te bendiga.
