Jesús no solo fue la ofrenda por el pecado. Jesús no solamente fue el cordero sin mancha y sin defecto. Jesús es además nuestro Sumo Sacerdote, quien se presenta por nosotros delante de Dios. En el juicio final, donde se decidirá el caso de cada uno de nosotros; donde se decidirá si somos dignos de la vida eterna o de la condenación perpetua, Cristo se presenta delante de Dios como nuestro abogado. Y Hebreos nos dice que Jesús es fiel, misericordioso y compasivo. Jesús fue tentado en todo, pero nunca pecó. Jesús nos entiende. Y si nos arrepentimos, Él nos perdonará. Si confiamos en Él, y nos apartamos del pecado, Él nos cubrirá con su manto de justicia. Así como Jesús obedeció hasta la muerte, nosotros también debemos obedecer. Debemos crecer, madurar, y llegar a ser maestros de la Palabra de Dios. Debemos enseñar a otros sobre el plan de salvación. No dejes de estudiar la Biblia. Y nunca dejes de confiar en Jesús. Que el Señor te bendiga.