Una frase que repite el autor de Hebreos es “Una sola vez y para siempre“. Es una frase muy importante, ya que plantea que esa es la mayor diferencia entre ministerio de Cristo en el santuario celestial, y el ministerio de los muchos sacerdotes en el santuario terrenal. Cristo murió una sola vez, y entró una sola vez al lugar santísimo. Y muy pronto vendrá por segunda vez; y vendrá a buscar a todos los que lo están esperando.