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El testimonio de Hechos sobre la unidad de la iglesia, solo es posible por obra del Espíritu Santo. Se nos dice que la comunidad estaba tan unida, que todos tenían un corazón y un alma. Sus corazones latían con una misma sintonía. Sus pensamientos iban en la misma dirección. Tenían todas las cosas en común. Ellos se habían vuelto una familia. Y vaya que era una familia muy numerosa (más de 5000). Debemos recordar que si un judío aceptaba a Jesús como el Mesías, inmediatamente esa persona sería expulsada de la sinagoga, y lo más probable es que su familia también lo expulsara y lo diera por muerto. Esa persona quedaba totalmente expuesta y abandonada. Pero no por Dios, y mucho menos por la iglesia. Pasó un fenómeno muy impresionante: Los ricos empezaron a vender sus casas y propiedades, y traían el dinero a los apóstoles, y ellos se preocupaban de que no le faltara el alimento a nadie. El capítulo de mañana nos va a hablar de cómo la iglesia atendía la necesidad de las viudas. Esto era obra del Espíritu Santo. La iglesia estaba realmente unida. Es por eso que el pecado de Ananías y Safira es castigado duramente por el Señor. Dios no quería que su iglesia fuese afectada por la hipocresía. Es muy probable que Ananías hubiese querido recibir el reconocimiento que se le dio a Bernabé. Pero cuando vendió su propiedad, se dio cuenta de que era mucho dinero. Dios toma muy enserio las promesas que le hacemos. Si yo prometo y no cumplo, le estoy mintiendo al Espíritu Santo. Que Dios nos ayude a ser personas íntegras y que cumplen su palabra. Que Dios quite de nosotros el egoísmo, la mentira, y la codicia. Que el Espíritu Santo nos ayude a estar tan unidos, como estaba la iglesia en sus comienzos. Solo así podremos alcanzar al mundo, que nunca ha visto esta clase de amor, y esta clase de unidad. Que el Señor te bendiga.