Pablo era un ciudadano romano. Y como tal, tenía derechos especiales. Por ejemplo, un ciudadano Romano no podía ser castigado sin antes ser juzgado (que fue lo que le pasó en Filipos). Y también un ciudadano romano podía apelar a ser juzgado por el mismo emperador romano. El Señor ya le había dicho a Pablo que él testificaría a su favor en Roma. Y al parecer este era el camino. Pablo sabía que los judíos lo querían matar. Volver a Jerusalén significaba una muerte segura. Y la única forma de viajar seguro a Roma, era haciendo esta apelación. Pablo hizo uso de la vía legal. Pablo hizo uso de sus derechos. Ser cristiano no significa que vamos a dejar que todo el mundo nos atropelle. Uno tiene que hacer valer sus derechos. Ser cristiano significa ser como Cristo. Ser humildes, mansos, y pacientes. Pero no significa que vamos a permitir que se nos lastime y pase a llevar si eso puede ser evitado. Pablo era inocente de las acusaciones que se hacían en su contra, y Pablo iba a luchar por dejar su nombre limpio de todas estas falsas acusaciones. Aprendamos de su ejemplo. Pidámosle a Dios sabiduría para siempre saber cómo actuar y reaccionar. Que el Señor te bendiga.