¿Alguna vez alguien te ha dicho que estás diferente, que has cambiado? El ser humano puede cambiar para bien o para mal. Claramente es más fácil cambiar para mal. A veces el dinero cambia a la gente: algunos se vuelven orgullosos, y se olvidan de sus orígenes. Cambiar para bien es mucho más difícil. Pero la gente siempre se da cuenta: si bajas de peso, si te cortas el cabello, o si cambia tu forma de hablar. En el caso de los discípulos, el Sanedrín, el concilio supremo, se dio cuenta del cambio que había ocurrido en ellos. El Espíritu Santo estaba haciendo cambios radicales en su forma de ser. Ya no tenían miedo. Su forma de hablar era firme y segura. Sus argumentos eran sólidos e irrefutables. Citaban las Escrituras con autoridad. Y hablaban de Cristo Jesús con valor. Te invito a escuchar este breve mensaje de la Palabra de Dios. No olvides compartir el link con tus amigos y familiares, para que ellos también puedan escuchar la Palabra de Dios. Que el Señor te bendiga.