Aún cuando Tiro tuvo un tiempo de amistad con Israel, en los tiempos de Salomón, su éxito comercial la llevo al orgullo y a la soberbia. Y Dios siempre va a reprender y castigar a los orgullosos. Y tristemente, aunque Tiro estaba condenada a la destrucción, aún después de su reconstrucción, no cambiaría sus forma de vida. Si en algún momento Dios nos reprende, debemos humillarnos en la presencia del Señor, y debemos arrepentirnos de nuestra maldad. Que el Señor te bendiga.