Después de hablar del castigo de las naciones, ahora Isaías nos presenta un panorama bastante desolador: nos habla de un mundo completamente devastado y vacío. Nos habla de un fuego que arrasará con todo. Toda la tierra será consumida, como si Dios la estuviese preparando para crear nuevos cielos y una nueva tierra. Pero en medio de la devastación, Dios nos habla de un remanente. Unos pocos se van a salvar. Debemos tomar a Dios en serio. Debemos creer en Él. Debemos creer en su Palabra. Debemos creer en su Plan de Salvación. No tenemos porqué ser destruidos. Dios ya pagó el precio de nuestra salvación. Cree en Jesús. Abandona tu vida pasada. Espera y confía en Dios. Que el Señor te bendiga.