Isaías recibe una revelación muy importante: Dios vendrá personalmente a rescatar a su pueblo. Sí, Dios mismo vendrá a buscarlos. Juntos, participarán de un gran banquete preparado por Dios, una gran celebración por que finalmente se unirá Dios a su pueblo. En ese momento Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos. Dios destruirá a la muerte para siempre. La muerte dejará de existir. Es la victoria final. ¿Cómo no alabar a Dios? ¿Cómo no prepararnos para ese gran día? ¿Te gustaría participar de esa gran cena? No hay muchas opciones. O eliges a Dios y a su pueblo, o eliges ser como Moab, dominado por el orgullo. Es tu decisión. Que el Señor te bendiga.
