La púrpura era una vestimenta real. Era tan cara, que solo los ricos y poderosos podían costearla. Pero este capítulo nos dice que ¡Dios mismo vendría a salvar a su pueblo! Eso es exactamente lo que todos nosotros esperamos. Que el Espíritu Santo nos dirija siempre, y que la promesa del pronto regreso de Jesús, nos anime a seguir firmes y adelante. Que el Señor te bendiga.