El libro de Isaías termina con promesas de esperanza, paz, y restauración. Dios creará nuevos cielos y nueva tierra, donde ya no habrá maldición ni destrucción. Donde ya no habrá más llanto, ni dolor, ni clamor. ¿Te gustaría vivir en ese lugar? El dilema es que Dios siempre ha estado buscando a su pueblo. Pero su pueblo siempre le ha dado la espalda. Y por eso finalmente son otras naciones las que encontraron a Dios, en lugar de su propio pueblo. Los principales pecados de su pueblo fueron la idolatría, la desobediencia, y el orgullo espiritual. Se creían mejores y más santos que el resto. Pero Dios, que ve y pesa los corazones los halló faltos. Que eso no nos ocurra a nosotros. Busquemos a Dios de todo corazón. Decidamos hoy apartarnos del mal y busquemos de Dios su perdón y misericordia. Que el Señor te bendiga.