Aunque el Templo de Dios en Jerusalén era una gran maravilla, no es suficiente para Dios. Dios es el Creador de los cielos y de la tierra. Nada de lo que haga el hombre será suficiente para Él. Pero más que morar en un edificio, Dios se deleita en morar en todos los que son humildes y tienen un corazón arrepentido. Dios va a morar en todos los que reverencian y tiemblan ante su Palabra. La Palabra de Dios tiene que ser nuestro deleite. Debemos confiar plenamente en Dios. Debemos obedecer sus mandamientos. Pero por sobre todo, tenemos que creer en el Mesías. Dios ya envió a nuestro Salvador. Su nombre es Jesús. Él vino como cordero al matadero. Él es la verdadera ofrenda por el pecado. Quienes crean en Él, no serán avergonzados. Quienes sigan sacrificando animales, rechazan al cordero de Dios. Sus sacrificios no serán aceptados por el Señor. Que Dios nos ayude a leer y a entender el mensaje de la Biblia. Que el Señor te bendiga.
