Aquí vemos una gran mezcla de emociones en la vida del profeta. Después de declarar que el destino del pueblo de Dios sería muerte, guerra, hambre y cautiverio, Jeremías se derrumba. No es fácil tener que anunciar un mensaje así. Y estos mensajes le habían ganado a Jeremías el odio de todo el pueblo. Se habían levantado enemigos que lo amenazaban y que lo maldecían. Y eso hace que Jeremías maldiga el día en que nació. Y en su desánimo Jeremías le dice a Dios que su ayuda parece muy incierta.
Por más duras que parezca tu situación, nunca dudes del amor y la protección del Señor. Debemos siempre confiar en que Él está en control. Dios reprendió a Jeremías. Le dijo que Él no debía permitir que el pueblo influyera negativamente en él; sino más bien Jeremías debía influir en el pueblo de forma positiva. No es fácil nadar contra la corriente. No es fácil hablar de que se viene un día del juicio. No es fácil sufrir el desprecio y la soledad. Pero Dios está contigo. Y Él hará de ti una muralla de bronce. Confía en su amor y protección. Que el Señor te bendiga.