Dios le prohibió casarse a Jeremías. ¿Por qué? Porque la destrucción de Jerusalén era inminente. Dios les advierte que el desastre sería muy pronto; en sus días, y ante sus propios ojos. El casamiento para los judíos es algo muy importante. Es un deber sagrado. Dios creó el matrimonio, y es una institución de gran estima. Si el profeta no se casaba, todos se iban a preguntar: “¿Qué le pasa? ¿Está loco?”. Pero la prohibición era para casarse en ese lugar. Es decir, después de la invasión de los babilonios sí podría hacerlo. Pero aunque hay promesas de un seguro castigo para la nación pecadora e idolatra, también hay una promesa de restauración. Dios ya empieza a decirles que después de un tiempo ellos volverían a su tierra. A Dios no le gusta destruir. Él es un Dios de paz y de amor. Pero cuando no hay arrepentimiento ni respuesta alguna, entonces Él tiene que realizar su juicio, y derramar su ira. ¿Qué vas a hacer? ¿Cuál va a ser tu respuesta? ¿Te vas a arrepentir, o vas a seguir endureciéndote y alejándote del Señor? Espero que elijas el arrepentimiento. Solo así podrás alcanzar misericordia. Que el Señor te bendiga.