Jeremías acusa al pueblo de Dios de tener un corazón de piedra. Tenían grabado el pecado en corazón como con un cincel. La idolatría a dioses páganos estaba presente hasta en los niños. Jeremías nos dice que el corazón es engañoso y perverso. ¿Quién puede realmente conocerlo? Solo el Señor. El Señor conoce todos nuestros pensamientos. Él conoce todas nuestras intenciones y sentimientos. Y a Él tendremos que rendirle cuenta por nuestras acciones. El consejo de Jeremías es: confíen únicamente en el Señor. Dejen de buscar ganancias deshonestas. Y presten atención de no quebrantar y pisotear el día sábado. En Jerusalén no estaban guardando el sábado. Los comerciantes estaban entrando sus mercaderías por las puertas de la ciudad en sábado. Debemos tomar en serio el día del Señor. Solo así podemos agradar a Dios y esperar su protección y bendiciones. Que el Señor te bendiga.
