Los higos son frutos muy apetecibles y valiosos en Israel. Aquí Jeremías ve dos canastas de higos frente al templo del Señor. Una tenía higos muy buenos, y la otra tenía higos muy malos, podridos, que ya no servían para nada. Si estaban frente al templo, es porque quizás era una ofrenda al Señor. ¿Pero por qué una ofrenda de higos? Dentro de las ofrendas que se traían al Señor, hay una que se conoce como las primicias, o los primeros frutos. De lo que sea que produzca tu campo, tú debías traer los primeros frutos al Señor. Por eso los higos buenos también se llaman breas en algunas versiones. Por más valioso (y caro) que sea un higo, si se hecho a perder, ya no te sirve para nada. Solo te queda tirarlo a la basura. Sin embargo en esta visión encontramos higos podridos como ofrenda al Señor. ¿Qué significa esta visión? Te invito a meditar en este capítulo y compartir esta breve reflexión. Que el Señor te bendiga.