La circuncisión involucraba cortar el prepucio de varón de Israel al octavo día de su nacimiento. Es parte del pacto que hizo Dios con Abraham. Así Dios sería el Dios de ellos, y ellos serían su pueblo. Era una marca distintiva en su cuerpo de que ellos pertenecían al Señor. Pero aquí Dios dice que ellos, aunque circuncidados en la carne, aún tenían su corazón incircunciso. Su mente estaba contaminada con los ídolos, con la mentira, y con el adulterio. Con su forma de vivir, demostraban no conocer a Dios. No eran mejores que ninguno de sus vecinos. Israel se había vuelto igual o incluso peor que sus vecinos paganos. ¿Qué más podía hacer Dios por ellos? A veces la única solución es el castigo. Que Dios nos ayude a entender que lo más importante en esta vida es conocer al Señor y reflejar su carácter al mundo. Que el Señor te bendiga.