El llamado que Jesús les hace a sus discípulos es: NO SE SEPAREN DE MÍ. ¡PERMANEZCAN UNIDOS A MÍ! ¡SOLO ASÍ PODRÁN DAR MUCHOS FRUTOS!! Los frutos no son opcionales en la vida espiritual. Si no damos frutos, no entraremos en el Reino de Dios. Para eso fuimos llamados. Para eso Jesús nos escogió. Pero tampoco los frutos deben ser un motivo de afán. Los frutos tienen que ser la consecuencia de tu relacionamiento con Jesús. Ese debe ser tu afán: aférrate a Jesús - a través del estudio de su Palabra, y a través de la oración. Si permaneces conectado a Jesús, los frutos vendrán por añadidura. Las ramas con frutos, serán limpiados, para que den más frutos. Las ramas sin frutos, serán cortas y echadas al fuego. ¿Estás dando frutos? ¿Qué frutos espera Jesús encontrar en mi vida? ¿Cuál debe ser la consecuencia de mi relacionamiento con Jesús?
Si verdaderamente te relacionas con Jesús, el Espíritu Santo va a hacer morada en tu corazón, y en ti se va a ver el fruto del Espíritu: Amor, Gozo, Paz, Paciencia, Bondad, Benignidad, Fe, Dominio Propio. Si verdaderamente te relacionas con Jesús, vas a guardar sus mandamientos, y vas a amar a Dios por sobre todas las cosas, y vas a amar tu prójimo, como a ti mismo. La Ley de Dios va a ser tu prioridad, porque tu único anhelo es agradar a Dios, y hacer su voluntad. Si verdaderamente te relacionas con Jesús, te vas a arrepentir de todos tus pecados, de todo corazón. Este es un fruto muy importante. Y es la razón por la cuál el mundo te va a odiar. El mundo odia a los cristianos, por que los cristianos ya no son como el mundo. Te van a invitar a que seas como ellos y actúes como ellos. Pero tú decidiste ser como Jesús, y eso al mundo le va a incomodar. Por último, si verdaderamente te relacionas con Jesús, vas a vivir para su Reino, y tu mayor anhelo va a ser predicar el evangelio, y hablarles del maravilloso amor de Jesús a otros. Como fiel discípulo, muchos creerán en tu mensaje, y seguirán a Jesús por tu causa. Ganarás almas para Cristo, y para su reino. Esta será una consecuencia natural de tu relacionamiento con Jesús. La gente te va a preguntar: ¿Por qué eres así? ¿Por qué eres diferente? Y tu respuesta va a ser: Creo en Jesús. Él es mi Señor, y Él ha transformado mi vida. Que cuando Jesús vuelva encuentre muchos frutos en ti, para la honra y gloria de Dios. Que el Señor te bendiga.