El primer milagro de Jesús ocurrió en una humilde boda, en un pequeño pueblo llamado Caná, en Galilea. ¿Qué aprendemos de esta historia? Jesús aceptó la invitación, y fue a esta boda. Al parecer los novios tenían que haber sido parientes de Jesús, ya que vemos que su madre estaba presente, y al parecer también sus hermanos. El que Jesús estuviera presente en esta boda, nos dice que para Él es muy importante estar presente en todas las actividades de la vida humana. Con su presencia, Él santifica y eleva la reunión. Con su presencia Jesús bendice y hasta salva la celebración de haberse convertido en un desastre. Si Jesús no hacía el milagro, esto hubiera sido causa de gran vergüenza y oprobio para la familia. Nosotros haríamos bien en siempre pedirle a Jesús que este presente en nuestras familias y en nuestras celebraciones. Todo lo que comiences, ponlo en las manos de Dios. El milagro que hizo Jesús fue abundante y de alta calidad. Jesús convirtió el agua en vino. Esto es algo que solo el Creador del Universo puede hacer. Es poco probable que Jesús haya hecho vino fermentado, ya que eso hubiera propiciado el que todos se emborracharan. Jesús hizo jugo de uva de alta calidad, de un gran sabor. E hizo tanto, que tuvo que haber sobrado, lo cual pudo ser un regalo de bodas para los recién casados. Juan nos dice que Jesús hizo este milagro, y sus discípulos (que hasta el momento eran solo 4) creyeron en Él. ¿Qué tiene que hacer Jesús para que creas en Él? Invita a Jesús a que sea parte de tu vida, y como dijo María, "haz todo lo que Él te diga". Pon tu vida en sus manos, y deja que Él sea quien te dirija. Que el Señor te bendiga.