El apóstol Juan se centra en las discusiones de Jesús, y de cómo Él razonó con todos los que no creían en Él. Muchos creyeron en Él. Y la promesa para ellos, era que de su interior brotaría un río de agua viva. Agua en abundancia. Agua con el poder de saciar la sed de muchos más. Jesús estaba hablando del Espíritu Santo, el cual descendería más adelante, después de su muerte y su resurrección. Por el poder del Espíritu Santo, el cual transformaría la vida de los discípulos, ellos ahora tendrían el poder de transformar la vida de mucha gente. ¿Te gustaría recibir el agua viva? ¿Tienes sed? Ven a Jesús y bebe del agua que Él te ofrece.