Sansón había sido llamado por Dios desde el vientre de su madre. Pero vemos que desde un comienzo él actuó de una forma imprudente y no muy ortodoxa. Sus padres se opusieron rotundamente a que se casara con una filistea. Pero su respuesta fue: ella agradó a mis ojos. Sansón era dado a la complacencia propia. Lo más importante para él era lo externo, la apariencia, lo que estimulaba sus ojos y sus sentidos. Sus padres le rogaron que buscara una mujer dentro de Israel; una mujer con principios y con temor del Señor. Pero aunque Sansón no estaba actuando correctamente, Dios decidió usar su debilidad para traer salvación a Israel. El caso de Sansón no es un ejemplo a seguir. Sansón sufrió muchísimo emocionalmente por no seguir el consejo de sus padres. Sansón tenía una gran fortaleza física; pero carecía de fuerza moral y espiritual. Su vida podría haber sido muy distinta, y mucho más bendecida si se hubiese mantenido fiel a Dios y a sus principios. Que todos los jóvenes busquen siempre la bendición de Dios y la de sus padres al momento de unir sus vidas en matrimonio. Que elijan a alguien que les acerque a Dios, y no que les aleje de Él. Que el Señor te bendiga.