Dios es Santo. Su Templo, era santo. Sus sacerdotes, por supuesto, también debían ser santos. Habían reglas especiales para ellos. No se podían contaminar por cualquier motivo, ya que ellos tenían que servir en el Templo, y no lo podían contaminar. Incluso se especifica que ninguno de ellos podía servir al Señor si tenía algún problema físico. Prácticamente debían ser perfectos. Así como la ofrenda debía ser sin mancha, también el sacerdote debía ser sin defecto. ¿Por qué? Porque ellos prefiguraban al Mesías, Cristo Jesús, el cual es sin ningún defecto. Que al leer estas instrucciones, tú y yo consideremos lo que Dios espera de nosotros. Que seamos completamente consagrados a Él. Que el Señor te bendiga.