Pródigo significa alguien que derrocha. El joven derrochó los bienes de su padre. Pero su padre derrochó su amor y su misericordia sobre él. Estas tres parábolas nos muestran que Dios desea la salvación del pecador. En algunas ocasiones Dios sale a buscar a la oveja, porque para ella es imposible volver sola. La mujer busca la moneda, porque la moneda tampoco puede regresar sola. Pero al hijo pródigo nadie lo salió a buscar. Él volvió solo. Volvió debido a las circunstancias. Lo había perdido todo, y sentía que hasta podía morir de hambre. No hay nada más humillante para un judío, que lo pongan a cuidar cerdos. A veces algunos solamente van a volver a Dios por medio del dolor. Mientras les vaya bien, y sean exitosos, y no les falte nada, no van a volver. Pero es posible que más adelante les llegue alguna aflicción. Y solo entonces se van a acordar de Dios. La buena noticia es que Dios siempre está esperando, con los brazos bien abiertos, el regreso de sus hijos. Vuelve a Dios. Vuelve. El mundo solo tiene placeres pasajeros. Dios tiene un banquete esperando por ti. Dios tiene un abrazo que te quiere dar, que te va a llenar de paz y de amor. Vuelve a su casa. Dios sigue esperando por ti. Que el Señor te bendiga.
