El Templo era el más grande orgullo de los judíos. Herodes se encargó de embellecerlo y lo convirtió en una obra de arte. Pero cuando Jesús predijo su destrucción, los discípulos no pudieron sino espantarse y llenarse de miedo. Le preguntaron, ¿cuándo sucederá esto? Jesús les dio las señales de lo que tenía que ocurrir antes de la destrucción del Templo, y antes de su venida. Si la destrucción del Templo ocurrió tal como Jesús la describió, su regreso es algo que podemos estar seguros que ocurrirá. De todas las señales, la más importante tiene que ver con el ENGAÑO. Muchos serán engañados. Nuestra única seguridad es la Palabra de Dios y la oración. De lo contrario, puede aparecer alguien muy elocuente, y que hasta haga milagros, y te podría engañar. Jesús nos advierte también de la persecución. Seremos traicionados por familiares y por amigos. Seremos odiados por creer en Jesús. Muchos serán muertos, y otros irán a parar a la cárcel. No será fácil el tiempo del fin. Por eso Jesús nos invita a permanecer firmes. La clave es la perseverancia. Aférrate a Jesús. Aférrate a sus Palabras. Su regreso está cada vez más cercano. No te des por vencido. No dejes de creer. No tengas miedo. Nuestro Rey muy pronto vendrá por nosotros. Nuestra redención está cada vez más cercana. Por lo tanto, levanta la cabeza, y espera su llegada. Que el Señor te bendiga.
