La crucifixión era un método de tortura ampliamente usado por el Imperio Romano. Era una muerte lenta y desgarradora. Cada vez que se levantaba una revuelta, los romanos la sofocaban, y luego crucificaban a muchos, para alertar y disuadir a otros de lo que pasa cuando se desafiaba al Imperio. Pero cuando Jesús fue crucificado, los soldados romanos, tan acostumbrados a crucificar criminales, se dieron cuenta de que Jesús era distinto. Él no era otro criminal más. Él no abrió su boca para maldecir, insultar o amenazar a nadie. El cielo se oscureció. Y el velo del templo se rasgó. ¿Qué significa todo esto? Te invito a leer este capítulo de la Biblia, y a meditar en este mensaje. Que el Señor te bendiga.