Hablando de su segunda venida, Jesús dejó muy en claro que nadie sabe ni el día ni la hora de su regreso. Jesús dejó muchas señales que nos indicarían la proximidad del fin. Pero Jesús no dejó una fecha exacta. Y muchos han sido los que han querido establecer una fecha. ¡Mucho cuidado! Si Jesús no lo hizo, nosotros no deberíamos caer en teorías especulativas ni en cálculos proféticos sin base alguna. Lo que sí debemos hacer es velar. El peligro del tiempo de fin, es creer que nunca llegará. El peligro es quedarse dormido. Nuestro deber es prepararnos para esperar al novio. Nuestra tarea es ayudar a otros a prepararse. No podemos esperar de brazos cruzados. No podemos dedicarnos a las borracheras, fiestas, o a ser crueles e insensatos. Estudiemos bien estos capítulos, para que el regreso de Jesús no nos sorprenda ni nos encuentre sin habernos preparado. Que el Señor te bendiga.