Jesús celebró la última cena de pascua con sus discípulos, pero le dio un nuevo significado: de ser una celebración para recordar la salida de Egipto, ahora sería un momento para recordar su muerte expiatoria. Jesús era el cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Jesús, con su sangre, nos redimiría de la muerte y la condenación. Pero hay un sin número de eventos que pasaron esa noche: lo más importante para Mateo, es que todo ocurrió para que se cumplieran las Escrituras: nada pasó al azar. Todo tenía un propósito, y era para que los discípulos de Jesús vieran y confirmaran que Jesús realmente es el Mesías, ya que cumplió con todas las profecías acerca de su vida, su muerte, su sufrimiento, su traición, su soledad, su resurrección y su triunfo. A pesar de lo difícil que fue su muerte, Jesús nunca se rindió. Esta era la voluntad de su Padre. Y Él la cumplió hasta el final. ¿Cómo no confiar en Jesús? ¿Cómo no seguirlo, amarlo, y servirle por siempre? Que el Señor te bendiga.