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Description

Golpes, burlas, y una pesada cruz. Cuando contemplamos la muerte de Jesús, el cuadro es bastante gráfico. Pilato lo mandó a azotar antes de ser crucificado. Su espalda fue completamente lacerada. Sus manos y sus pies fueron clavadas a la cruz. Se puso sobre su frente una corona de espinas. Pero el dolor más grande fue sentirse abandonado por Dios. Ese fue su último clamor. Estaba cargando con el pecado de todo el mundo. Estaba viviendo una separación de su Padre celestial. En todo su ministerio terrenal, Jesús siempre sintió la presencia y la compañía de su Padre. Pero en la cruz no la sintió. Es más, el cielo se había oscurecido. Es como si el cielo no quisiese mirar lo que sucedía en la tierra. Jesús estaba tomando nuestro lugar. Y aunque le dijeron que bajara, Jesús no podía bajar. Tenía el poder para hacerlo. Pero no lo hizo, porque esa era la forma cómo Él nos iba a salvar. ¿Qué harás con Jesús? ¿Te burlaras de Él? ¿Te lavarás las manos? ¿O creerás en Él? Espero que tu decisión sea creer en Él, y seguirle como Rey y Señor. Que el Señor te bendiga.