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Jesús desenmascara la hipocresía de su tiempo: muchos “religiosos” hacían muchas cosas para ser vistos y alabados por los hombres. Dios no se impresiona con nada de eso. Si queremos impresionar a Dios, debemos hacerlo en secreto. Nada de andar publicando nuestras buenas obras. Nada de andar buscando el aplauso 👏🏽 y la gloria de los hombres. Tu oración debe ser en secreto. Tu ayuno debe ser algo personal, sin que nadie se de cuenta. Tu ayuda social debe ser algo entre tú y Dios. Si nuestra meta es impresionar a los hombres, y buscar su aprobación y respeto, eso es todo lo que conseguiremos. Más no conseguiremos la aprobación de Dios. Jesús también nos enseñó a orar. Al orar, debemos centrarnos en Dios. No comiences tu oración diciéndole a Dios todo lo que necesitas. Eso viene más adelante. Además, recuerda que Dios ya sabe que es lo que necesitas. En tu oración, alaba a Dios. La oración no es para que Dios te escuche. La oración es para que tú no olvides cuan grande y cuan santo es Dios. Pídele a Dios que el sea tu Rey. Permite que Dios sea quien gobierne tu vida. Luego pide que te de lo necesario para vivir. Y pídele perdón por tus pecados. Y pídele que te guarde de caer en tentaciones y en el mal. Dios es santo. Nosotros debemos ser santos como Él. Debemos reflejar su carácter en el mundo. Por eso, no descuides la oración, el ayuno, y el servir a tu prójimo con actos de bondad. Que el Señor te bendiga.