Después de la muerte de Aarón, el pueblo de Israel continuó su camino hacia la tierra prometida. Pero cuando llegaron a la tierra de Edom, este les prohibió el paso; el pueblo entonces se tuvo que devolver para rodear la tierra de Edom, y eso causó un gran desánimo en el pueblo. Volvieron a murmurar contra Dios y contra Moisés (como parecía ser su costumbre), y esto causó que Dios nuevamente retirara su protección de ellos. Empezaron a aparecer muchas serpientes venenosas, las cuales comenzaron a morder a muchos de entre el pueblo. El pueblo clamó, y pidió a Moisés que también clamara por ellos a Dios. El Señor le dijo a Moisés que debía hacer una serpiente de bronce, y ponerla sobre un asta, en alto, para que todos los que hubiesen sido mordidos por alguna serpiente, al mirar la serpiente de bronce, fueran salvos. Mucho tiempo después, el Señor Jesús, hablando con Nicodemo, le explicó que así como la serpiente fue alzada en el desierto, Él también sería levantado, para que todo aquel que le mirase, y creyese en Él, también pudiera alcanzar la salvación. Pero, ¿por qué Dios elige la serpiente, símbolo del mal y de Satanás, para salvar a su pueblo? Te invito a leer y a escuchar el capítulo de hoy, para encontrar la respuesta. Que el Señor te bendiga.