¿Por qué será que muchas veces le preguntamos al Señor por su voluntad, cuando Él ya la ha expresado tan claramente? En la historia de hoy, vemos que Dios le dijo al profeta Balaam, que no fuera para maldecir a Israel. Pero ante su insistencia, vemos que Dios finalmente lo deja ir. El discurso de Balaam era: Yo voy a hacer todo lo que Dios me diga que haga; pero su corazón en realidad más que hacer la voluntad de Dios, quería recibir el dinero y los honores que le ofrecía el rey. Balaam estaba yendo camino a su destrucción. Dios quiso detenerlo; pero Balaam (que era profeta o vidente), no pudo ver al ángel del Señor. Balaam se había vuelto ciego y necio. Debemos tener cuidado de no cometer el mismo error de Balaam. El dinero y la fama puede hacer que muchos se vuelvan ciegos, y comiencen a caminar por caminos que llevan a la destrucción. Que el Señor nos ayude a siempre conocer su voluntad, y a no desviarnos de ella. Que el Señor te bendiga.